Es bien sabido que con la edad tendemos a subir de peso y aunque se ha vuelto algo aceptado con el tiempo, mientras más aumenta nuestra cintura, mayor es el riesgo en nuestra salud.
La grasa abdominal o visceral, se ha vuelto el factor clave en algunos problemas como diabetes tipo 2, alteraciones metabólicas, riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer de mama o cirugía en la vesícula biliar.
La grasa que puedes “tocar” o “agarrar” es la grasa subcutánea y se encuentra entre la piel y el músculo. La grasa visceral se encuentre entre los órganos y aunque se puede medir, no se puede agarrar.
Una de las razones por la cual la grasa visceral puede ser tan grave es debido a su ubicación cerca de la vena porta, (cuya función es llevar sangre desde el tracto gastrointestinal y el bazo hacia el hígado para que los nutrientes sean metabolizados), debido a los ácidos grasos que la invaden y llegan al hígado influenciando la producción de lípidos.
No es sorpresa que la mejor forma de deshacerse de esa grasa excedente es mediante dieta y ejercicio. El primer paso para controlar el peso es empezando con 30 minutos de actividad cardiovascular al día. Los ejercicios de fuerza (pesas) también pueden ayudar a combatir la grasa abdominal, aunque otros como sentadillas o ejercicios que se realizan en un mismo punto, estiran y endurecen el músculo, pero no combaten la grasa. La dieta debe estar bien balanceada y servirse en porciones correctas para equilibrar las proteínas y carbohidratos que necesita el cuerpo.